Las muertas de Juárez
En la frontera norte de México han sido asesinadas más de cien jóvenes.Ciudad Juarez.La saña con la que mataban fue lo que llamo la atencion al principio.una serie de relatos narran detalles de muerte tras muerte desde 1993.Asi empezo todo.A pesar de lo que decian las autoridades,estos casos no eran normales y eran muchos.Niñas de entre 13 y 18 años fueron violadas y estranguladas y mutiladas .
Entre ellas estuvo Gladys Janeth Fierro de 12 años, quien fue raptada en mayo de 1993 antes de ser encontrada sin vida fue violada y estrangulada.
En septiembre de 1995 fue localizada otra estudiante Silvia Rivera Morales, de 17 años esta vez en Lote Bravo
al sur del aeropuerto. Aparte de ser violada y estrangulada el seno derecho le fue cercenado y el izquierdo arrancado a mordidas al igual que ocurrió con otras de las víctimas que se hallaron en 1995 en el Lote Bravo uno de los terrenos disputados de Ciudad Juarez que pertenecía a diferentes familias poderosas.
Sagrario González 17 obrera de una maquiladora también desaparecio despues de salir del trabajo en abril de 1998. Días después se localizó su cuerpo en un lote baldío y se determinó que fue violada, estrangulada y acuchillada. En 1996 fueron seis las víctimas acuchilladas, mutiladas y violadas que se encontraron en una zona desértica conocida como Lomas de Poleo.
Los cadáveres de Lote Bravo y Lomas de Poleo estaban entre los 24 expedientes que estudiaron los especialistas de la Oficina Federal de Inves- tigaciones de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés) cuando visitaron Ciudad Juárez en marzo de 1999, después que el presidente Ernesto Zedillo solicitó apoyo al mandatario estadunidense Bill Clinton durante una reunión en Mérida, Yucatán, en febrero de 1999.
Los cuerpos de algunas de las víctimas tenían un triángulo en la espalda, marcado con alguna arma punzocortante. En el Oriente, el triángulo es un símbolo de la ultraderecha. Los relatos que leía esa noche invernal eran desconcertantes. Aún los asesinatos de las mujeres no habían sido relacionados, pero casi todos se caracterizaban por una violencia extrema.
En la prisa por cubrir los casos, la policía chihuahuense detuvo y torturó a dos individuos para que se declararan culpables de los crímenes. De inmediato, el procurador del estado Arturo González Rascón anunció que los crímenes estaban resueltos, y consignó a un juzgado penal, fuera de cualquier pesquisa o prueba pericial, a los dos inculpados. Contra el respeto al derecho y bajo la repulsa pública, un juez afín a las autoridades locales dictó el auto formal de prisión el 14 de noviembre de 2001. Entre el hallazgo de los cuerpos y el mandato judicial sólo transcurrió una semana. Mientras tanto, los verdaderos culpables están libres, y se expande el tufo de un poder suprainstitucional.Aquel día 14, se hallaron los cuerpos de dos jóvenes asesinadas más: uno en el Motel Royal y otro en el municipio de Guerrero.
Hoy por hoy, se carece de un registro único de los homicidios dolosos contra mujeres en Ciudad Juárez, sobre todo porque las propias autoridades del estado han incurrido en negligencias desde que se comenzó a consignar en 1993, por parte de organismos civiles en defensa de los derechos de las mujeres, la persistencia de los crímenes, en particular de homicidios realizados bajo características similares de tipo múltiple o serial.
Desde 1993, se han presentado allá más de trescientos homicidios de mujeres. La imposibilidad de tener una cifra exacta es parte del problema, tanto como las presunciones oficiales de tener resuelto el 80% de los crímenes mientras éstos han continuado. De acuerdo con datos proporcionados por organizaciones civiles, un centenar de estas víctimas de familia pobre, menudas, morenas, de cabello largo, muchas veces no identificadas provendría de asesinatos en los que se detectó violencia sistemática de cariz sexual.
Las víctimas murieron de asfixia por estrangulamiento. Aunque algunos fueron hallados en zonas céntricas, la mayor parte de los cuerpos apareció en terrenos baldíos en el extrarradio de Ciudad Juárez, y los indicios señalaban que a las víctimas se las había matado en otro lugar. El modus operandi de estos homicidios es de tipo "serial". Año tras año, se han repetido los crímenes, que incluyen asesinatos de adolescentes e incluso niñas de diez, once o doce años.
Esta frontera sería uno de los lugares más peligrosos para las mujeres de todo el mundo. Sin duda, lo es de México, y quizás de los Estados Unidos. En la República Mexicana, por cada nueve hombres víctimas de homicidio doloso se mata a una mujer; en Ciudad Juárez, la proporción aumenta a cuatro asesinadas. Y esto se agrava porque México admite un índice de casi 100% de impunidad, de acuerdo con la ONU. La urbe fronteriza condensa un mal generalizado del país y supone riesgos planetarios de signo anárquico para el futuro.
El cártel de los policías
La muerte de Javier Felipe El Negro Lardizabal figura como simbolo importante en la historia de las asesinadas en Juárez. Según el expediente de la denuncia que llevó a cabo su hermana el ex agente municipal desaparecio en mayo de 1993 cuando andaba investigando de manera encubierta la corrupcion dentro de la policia estatal de Chihuahua. Ya tenia información sobre agentes y comandantes involucrados en el narco y en el robo de autos. Una de las personas a las que investigaba era Sergio Rodriguez Gavaldon quien tuvo la culpa de que sicarios conocidos como Los García hubieran matado en 2001 a la hija joven y al amante de la doctora forense Irma Rodríguez Galarza quien hacia las reconstrucciones de restos para poder identificar a hombres y mujeres que fueron víctimas de homicidio.
El ex policia Lardizabal fue visto por última vez cuando estuvo hospedado en el hotel Montecarlo, el mismo lugar que ocupaba como oficina Javier Benavides, el entonces subdirector de la Policía Judicial del estado. Benavides después fungió como jefe de la policía municipal en Juárez. Según familiares del extinto, la administración de Francisco Barrio contrató a Lardizábal para la investigación encubierta, cosa que no quiso reconocer la oficina del gobernador. El cadáver de Lardizábal fue localizado en noviembre de 1993 en Lote Bravo, el mismo lugar que se convirtió en un cementerio clandestino de mujeres jóvenes que fueron violadas y mutiladas en 1995.
Su hermana, Rosa Lardizábal, regidora para el gobierno municipal actual de Juárez, acusó formalmente a Jesús Buil Issa, comandante de la Policía Judicial del estado de Chihuahua, de tener que ver con la desaparición de su hermano. Buil Issa negó los señalamientos. Después de esto, jamás se volvió a saber de otra investigación de la corrupción policiaca hecha por las autoridades estatales o municipales.
Con la muerte de Lardizábal, nació el llamado cártel de los policías de Juárez. Rafael Aguilar, el primer gran capo de la ciudad, fue policía federal antes de entrar al narco, pero él representó la vieja guardia. Como referencia, 1993 fue el año en que Amado Carrillo Fuentes se apoderó de la plaza fronteriza, y desde mayo se desató un infierno que llegaría a incluir centenares de desapariciones y muertes de hombres y mujeres, cientos de narcoejecuciones, y más de 120 de las muertes sistemáticas de mujeres. Phil Jordan, ex funcionario de la agencia antidrogas estadunidense (DEA, por sus siglas en inglés) en El Paso, Texas, comentó que el trabajo principal de los policías en Juárez era proteger los cargamentos de drogas de los narcotraficantes, y algunos se convirtieron en narcos de tiempo completo.
Uno de ellos, el ex comandante municipal Roberto Corral, fue ejecutado en un ajuste de cuentas en 2002. Corral protegió a un narcotraficante que había violado a una niña de 11 años. Un policía municipal estuvo a punto de arrestar al sujeto en un rancho al sur de la ciudad, cuando llegó la orden de Corral de que se retirara de allí porque no tenía nada que ver la policía municipal en esos asuntos.
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¿cuantas jovenes han sido asesinadas en la frontera norte de mèxico?
Introducción:
El sitio se llama Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua. Se ubica en la frontera mexicana con los Estados Unidos. Una población de un millón trescientos mil habitantes que se ha vuelto el emblema inverso de un pais México acuciado por los contrastes y las limitaciones y donde el triunfalismo de las apariencias de cambio democrático ahonda el tajo entre lo real y lo formal. O la ofensa extrema contra los derechos humanos.
Desde 1993, se han presentado allá más de trescientos homicidios de mujeres. La imposibilidad de tener una cifra exacta es parte del problema, tanto como las presunciones oficiales de tener resuelto el 80% de los crímenes mientras éstos han continuado. De acuerdo con datos proporcionados por organizaciones civiles un centenar de estas víctimas de familia pobre menudas, morenas, de cabello largo, muchas veces no identificadas provendría de asesinatos en los que se detectó violencia sistemática de cariz sexual.
Las víctimas murieron de asfixia por estrangulamiento. Aunque algunos fueron hallados en zonas céntricas, la mayor parte de los cuerpos apareció en terrenos baldíos en el extrarradio de Ciudad Juárez, y los indicios señalaban que a las víctimas se las había matado en otro lugar. El modus operandi de estos homicidios es de tipo "serial". Año tras año, se han repetido los crímenes, que incluyen asesinatos de adolescentes e incluso niñas de diez, once o doce años.
Esta frontera sería uno de los lugares más peligrosos para las mujeres de todo el mundo. Sin duda, lo es de México, y quizás de los Estados Unidos. En la República Mexicana, por cada nueve hombres víctimas de homicidio doloso se mata a una mujer; en Ciudad Juárez, la proporción aumenta a cuatro asesinadas. Y esto se agrava porque México admite un índice de casi 100% de impunidad, de acuerdo con la ONU. La urbe fronteriza condensa un mal generalizado del país y supone riesgos planetarios de signo anárquico para el futuro.
Sagrario González 17 obrera de una maquiladora también desaparecio despues de salir del trabajo en abril de 1998. Días después se localizó su cuerpo en un lote baldío y se determinó que fue violada, estrangulada y acuchillada. En 1996 fueron seis las víctimas acuchilladas, mutiladas y violadas que se encontraron en una zona desértica conocida como Lomas de Poleo.
Los cadáveres de Lote Bravo y Lomas de Poleo estaban entre los 24 expedientes que estudiaron los especialistas de la Oficina Federal de Inves- tigaciones de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés) cuando visitaron Ciudad Juárez en marzo de 1999, después que el presidente Ernesto Zedillo solicitó apoyo al mandatario estadunidense Bill Clinton durante una reunión en Mérida, Yucatán, en febrero de 1999.
Los cuerpos de algunas de las víctimas tenían un triángulo en la espalda, marcado con alguna arma punzocortante. En el Oriente, el triángulo es un símbolo de la ultraderecha. Los relatos que leía esa noche invernal eran desconcertantes. Aún los asesinatos de las mujeres no habían sido relacionados, pero casi todos se caracterizaban por una violencia extrema.
En la prisa por cubrir los casos, la policía chihuahuense detuvo y torturó a dos individuos para que se declararan culpables de los crímenes. De inmediato, el procurador del estado Arturo González Rascón anunció que los crímenes estaban resueltos, y consignó a un juzgado penal, fuera de cualquier pesquisa o prueba pericial, a los dos inculpados. Contra el respeto al derecho y bajo la repulsa pública, un juez afín a las autoridades locales dictó el auto formal de prisión el 14 de noviembre de 2001. Entre el hallazgo de los cuerpos y el mandato judicial sólo transcurrió una semana. Mientras tanto, los verdaderos culpables están libres, y se expande el tufo de un poder suprainstitucional.Aquel día 14, se hallaron los cuerpos de dos jóvenes asesinadas más: uno en el Motel Royal y otro en el municipio de Guerrero.
Estas son algunas de las desaparecidas que hasta hoy en dia no se les a hecho justicia