La peste: la gran epidemia

En el periodo de la Edad media se produjo una grave epidemia denominada "Peste Negra" la cuál acabó con una gran cantidad de población en toda Europa. El objetivo principal es poder dar a conocer el contexto histórico y a la vez, el proceso biológico que provocó esta terrible enfermedad. 

 En el tiempo de Justiniano a mediados del siglo XV, la "peste" la cual había brotado originalmente en Mongolia Oriente,  llega a Europa gracias a los productos exóticos provenientes de Asia en manos de los mercaderes. Además Los mongoles llegaron al Mar Negro trayendo la peste, y una de sus tácticas para atacar a los italianos era catapultar sus cadáveres infectados, ‘bombardeando’ a sus enemigos. Los mercaderes habrían zarpado a Europa contagiados de ese modo y, a través de las rutas comerciales, se propaga la peste, primero por las costas mediterráneas, llegando a Francia, Italia y España en 1348, para luego continuar su camino por el norte, hacia Alemania, Inglaterra, Escandinavia y el Báltico.

Aunque la palabra "peste" se utilizaba en aquellos tiempos para nombrar enfermedades como la gripe o la viruela, el verdadero sentido de "peste" incrementaría su gravedad debido a la gran cantidad de mortandad que produjo la Peste Negra. Esta epidemia es denominada "zoonosis" lo que quiere decir, que es una enfermedad transmitida por los animales, producida por el ‘Yersinia Pestis’, un bacilo descubierto en 1894, al ser aislado en Hong Kong. Este bacilo era transmitido a través de pulgas y otros paracitos provenientes de las ratas grises, las cuales, al tener contacto con humanos, estos fueron contagiados rápidamente. Además de ser propagada por ratas, el bacilo existía en roedores salvajes, lo que, gracias a la caza de animales, contribuyó su propagación a través de pieles utilizados como vestimenta. 

A esta epidemia se le llama peste negra, debido a  la más común de sus manifestaciones, la bubónica, la cual tiene como síntoma característico la aparición de pústulas de sangre, es decir  de hemorragias cutáneas o ‘bubas’ de color negro azulado. Su período de incubación estimaba de entre tres y cinco días. La enfermedad se  declaraba súbitamente, con fiebre alta, escalofríos, náuseas, sed, agotamiento físico y temblores. El resto de los síntomas dependía del tipo de peste contraída. En su forma bubónica se acompañaba de dolores de cabeza, temblores, sudor y diarrea. Como se nombró anteriormente, debe su nombre a los abultamientos  de color oscuro, en los ganglios. Pues, se declaraba en esta forma cuando el bacilo invadía el sistema linfático. Muchos de los contagiados morían a los pocos días de contraerla, calculándose entre un 40% a un 90% de mortalidad entre quienes la padecían. Aumentaban sus víctimas en época de calor y humedad, pero no se contagiaba por el aire, a diferencia de la pulmonar. Por otro lado, la peste en su variante pulmonar, era provocada por el paso del bacilo hacia los pulmones. Al contrario de la bubónica, se propagaba más durante el invierno, contagiándose por el aire, como un resfrío. Entre sus síntomas destacaban la tos, con ahogos y esputos de sangre. Sin embargo, la más mortífera era la septicémica, la cuál era provocada cuando el bacilo, desde los bubones o el pulmón, se propagaba por el resto del organismo, produciendo hemorragias cutáneas, como placas de color negro azulado y fiebre alta, con pérdida de conciencia y delirios.