Los trastornos mentales están entre las diez primeras causas de discapacidad en el mundo y a pesar de ello existe una tasa muy baja de personas con trastorno mental que recibe tratamiento adecuado, lo cual puede deberse a barreras como el estigma. Se requieren acciones comunitarias y gubernamentales para un mejor abordaje de los trastornos mentales.
Nombre y Apellidos del Autor: Graciela Supho HachoIdioma: EspañolNivel Educativo: BachilleratoArea de Conocimiento: introduccion a la Filosofía
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evidencia y ejemplos 7.0 %
ortografia 6.0%
referencia bibliograficas 7.0%
Introducción:
En el latín es donde podemos establecer que se encuentra el origen etimológico de trastorno, un término que está conformado por la suma de dos vocablos latinos. Así, es fruto de la unión de trans– que es sinónimo de “al otro lado” y del verbo tornare que puede traducirse como “girar o tornear”.
El término trastorno tiene diferentes usos. Puede hacer referencia a una alteración leve de la salud o a un estado de enajenación mental, por ejemplo. Trastorno es, por otra parte, la acción y efecto de trastornar (invertir el orden regular de algo o perturbar el sentido o la conducta de alguien).
Un trastorno psicológico, por ejemplo, hace referencia a un desequilibrio del estado mental de una persona. Por lo general, quien sufre de este tipo de trastornos acude a un especialista (el psicólogo) para recibir tratamiento (a través de la psicoterapia y otras técnicas).
investigacion personal
Los trastornos psicológicos se pueden ver como enfermedad mental o como problema de conducta: Cuando los psicólogos cognitivo conductual hablamos de conducta: incluimos los pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones, que tienen leyes especiales de condicionamiento, que están recogidas en la teoría de los marcos relacionales. Indudablemente los pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones influyen en nuestro estado y en nuestra felicidad.
La enfermedad del cerebro existe, sería cuando es atacado por virus, tumores, etc. o cuando por alguna causa física no funciona bien. Estamos hablando de trastornos orgánicos y de algunas enfermedades que se suponen de origen físico, como la psicosis o el trastorno bipolar; aunque no se conocen los procesos que las provocan. En esos casos, la labor del psicólogo viene apoyada por la medicación y una labor fundamental es conseguir que el paciente cumpla las prescripciones de su médico. La labor del psicólogo es, de nuevo, conseguir una mejor calidad de vida para estas personas. Las tareas que se suelen enfrentar con técnicas cognitivas, entrenamiento en habilidades sociales o de aceptación para ayudar al paciente a aceptar su enfermedad y tener una vida más plena.
En el caso de los citados trastornos psicológicos podemos determinar que los mismos se pueden clasificar en dos grandes categorías. Por un lado estarían los trastornos psicóticos, que son aquellos que se caracterizan porque la persona que los padece sufre alucinaciones, una importante alteración afectiva especialmente a nivel de relaciones y también delirios. La esquizofrenia es quizás el trastorno de este tipo más significativo.
Por otro lado, estarían los llamados trastornos neuróticos. Estos se definen porque el paciente condiciona no sólo su pensamiento sino su realidad y sus relaciones sociales. A este punto llega por culpa de determinadas fobias o a la ansiedad, entre otras cuestiones.
El conjunto de afecciones psiquiátricas que modifican el normal desarrollo de las relaciones interpersonales es conocido como trastorno de personalidad. Los psicólogos creen que existen distintos factores genéticos y ambientales que pueden suscitar la aparición de ese trastorno, que altera el patrón complejo de características psicológicas que definen a un individuo.
El trastorno bipolar es una alteración del estado del ánimo de un sujeto que pasa de la fase de depresiva (periodos de depresión repetitivos) a la fase maníaca (periodo de gran euforia) de forma sucesiva. Se origina por un desequilibrio químico en los neurotransmisores.
Los trastornos alimentarios son aquellas enfermedades que se manifiestan a través de una conducta alimentaria y que suponen el reflejo de otros problemas, como la distorsión de la propia imagen corporal y la adquisición de ciertos valores mediante el cuerpo.
La bulimia y la anorexia, por ejemplo, son dos de los trastornos alimentarios más usuales y que afectan a miles de personas en todo el mundo. La primera se puede definir que es trastorno que tiene toda persona que se da atracones comiendo y que luego, para poder contrarrestar todo lo que ha ingerido y evitar engordar, se provoca el vómito o recurre a la ingesta de laxantes. La anorexia, por su parte, se define por el hecho de que la persona que tiene este trastorno come muy poco, o nada, y además para seguir bajando de peso realizando innumerable ejercicio físico, se provoca también el vómito…
La vigorexia, obsesión por el aspecto físico que lleva a una adicción por la musculación, la megarexia y la ortorexia son otros de los trastornos alimentarios más frecuentes.
Los problemas de conducta producen sufrimiento y trastornos psicológicos y son el campo de los psicólogos.